Cólera.

El cólera es una infección gastrointestinal aguda potencialmente mortal, causada por la bacteria Vibrio cholerae. Esta enfermedad es más frecuente en entornos muy poblados con condiciones de salubridad muy malas y fuentes de agua no potable.
Según la OMS cada año se producen entre 1,3 y 4 millones de casos en todo el mundo, y entre 21.000 y 143.000 muertes.
El cólera es fácil de prevenir y tratar y, sin embargo, sigue devastando comunidades de todo el mundo.

TRANSMISIÓN Y SÍNTOMAS:
El cólera se transmite por la ingesta de agua o alimentos que están contaminados con el bacilo del cólera y por contacto directo con superficies infectadas. También las personas con cólera pueden transmitirlo, ya sean enfermos o portadores, los cuales toquen alimentos, agua o superficies sin haberse lavado las manos. En el caso de que el enfermo no reciba atención medica la infección puede extenderse rápidamente.
La mayoría de los casos son asintomáticos, lo que hace más difícil su detección ya que las personas no se enteran o simplemente sufren una ligera infección. Dicho así, el cólera no parece grave, pero es todo lo contrario, puesto que ataca al sistema digestivo de manera que causa diarrea acuosa profusa y vómitos desencadenando en una deshidratación severa y puede causar la muerte.
Sin tratamiento uno de cada dos enfermos de las formas graves del cólera muere; por otro lado, las personas con inmunideficiencia como los niños desnutridos o las personas con VIH, son más vulnerables.
Esta patología se desarrolla con rapidez y puede llegar a matar a un adulto sano en horas, sin embrago, con tratamiento mueren menos del 1%.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO. 
El diagnóstico es esencialmente clínico (si el paciente sufre rápida deshidratación por vómitos y diarrea), aunque un análisis de laboratorio puede confirmar la presencia de la bacteria.
A la hora que estalla un brote, los pacientes deben estar aislados en los centros pertinentes de tratamiento con medidas de control de infecciones destinadas a impedir la propagación de la enfermedad. Estas medidas tratan de rigurosas prácticas de higiene, saneamiento y abastecimiento de agua potable, y en el manejo adecuado de los vómitos y excretos de los pacientes.
El tratamiento, si se diagnostica a tiempo, es fácil de curar y consiste en la restitución inmediata de fluidos y sales mediante una solución de rehidratación oral o intravenosa. Es bastante eficaz y rápido que cura al 99% de los casos.
Si se da la deshidratación leve, las sales de rehidratación se administran por vía oral.
En los casos graves, en ocasiones es necesario recurrir a una perfusión intravenosa que puede necesitar hasta 15 litros de manera que el paciente permanece hospitalizado. También suelen administrarse antibióticos y zinc para reducir la severidad de la enfermedad.


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